Biography:

Trataré de encontrar las palabras adecuadas para empezar a contar mi vida profesional como Fotógrafo de plató. Espero conseguirlo sin aburrir. Después de un largo aprendizaje en el laboratorio, entre revelados de negativos, ampliaciones en blanco y negro y en color, que comprendía naturalmente el retoque de las fotos, realizado con la tecnología de la última generación (!a mano!). A los 19 anos tuve mis primeras experiencias de plató. Como era muy joven se metían conmigo fácilmente. Recuerdo, por ejemplo, la experiencia realizada en el rodaje de la película LA PIEL, dirigida por Liliana Cavani y producida por Opera Film. El director de la fotografía era el gran Armando Nannuzzi, innolvidable, tanto por sus sugerencias profesionales como por su carga humana. Me había puesto el mote de "por qué-por qué". Siempre estaba cerca de la cámara y cuando empezó a tratarme con confianza, yo empecé a hacerle preguntas como una ametralladora, una detrás de otra: "?Por qué usas este objetivo?- ?Por qué pones las luces así?" Etc. Creo que fue precisamente allí, en aquel momento, cuando me cogí esta enfermedad (el cine), que todavía hoy sigo padeciendo. A lo largo de mi vida profesional he conocido personas maravillosas, que han enriquecido mi bagaje de experiencias con consejos que con el tiempo han resultado utilísimos. Las estupendas cenas en companía de mi amigo Tazio Secchiaroli, alinadas con historias increíbles, que cambiaban según lo que teníamos en el plato. Si teníamos un buen plato de fettuccine con tomate la historia se hacía rápida y veloz, como la gresca famosa de Walter Chiari. Si había pasta con alubias la historia se hacía más larga y llena de detalles, se empezaba con Federico Fellini, y se llegaba a Sophia Loren y a sus hijos. Con Sergio Strizzi la simpatía fue recíproca, a menudo venía a verme al plató donde trabajaba, o yo le iba a ver a él. Me invitaba a cenar a su casa y el plato fuerte era la pasta. Para mí Sergio ha sido la única persona que ha sabido transmitirme la emoción con la que hacía su trabajo: pasión, amor, talento, respeto. Era suficiente ver cómo presentaba sus fotos. En 1982 conocí a Massimo Troisi y nos hicimos amigos desde el primer momento. Una amistad que duró hasta 1994. Estábamos en Lucera rodando LE VIE DEL SIGNORE SONO FINITE. Massimo Bonetti (protagonista de la película), Massimo Troisi (director) y yo juntos éramos un trío de jóvenes irresistibles. !Qué historias! Las bromas estaban al orden del día, empezaban por la manana en el plató y seguían hasta bien entrada la noche. Adiós Massimo.